Por NICOLE WINFIELD
CIUDAD DEL VATICANO (AP) — El papa Francisco, el primer pontífice latinoamericano de la historia que atrajo a muchos en el mundo con su humildad y preocupación por los pobres, pero que alienó a los conservadores por su mensaje sobre el cambio climático y sus críticas al capitalismo, falleció el lunes. Tenía 88 años.
Las campanas repicaron en las torres de las iglesias de toda Roma tras el anuncio, que fue leído por el cardenal Kevin Ferrell, el camarlengo del Vaticano, desde la capilla de la Domus Santa Marta, donde vivía Francisco.
“A las 7:35 de esta mañana, el obispo de Roma, Francisco, regresó a la casa del Padre. Toda su vida estuvo dedicada al servicio del Señor y de su Iglesia”, expresó Ferrell.
Francisco ingresó al hospital Gemelli el 14 de febrero de 2025 por una crisis respiratoria que se convirtió en una neumonía doble y, a los 38 días, se convirtió en la hospitalización más larga de su papado. Parte de su pulmón derecho fue removido a finales de la década de 1950 tras un episodio de neumonía, y sufría de una enfermedad pulmonar crónica.
El argentino Jorge Mario Bergoglio trajo un soplo de aire fresco a una institución de 2.000 años de antigüedad que había visto decaer su influencia durante el pontificado de Benedicto XVI, cuya sorpresiva renuncia llevó a la elección de Francisco el 13 de marzo de 2013.
A los conservadores les molestó su tendencia progresista, su acercamiento a los católicos de la comunidad LGBTQ+ y su represión contra los tradicionalistas. Su mayor reto llegó en 2018, tras el mal manejo de un polémico caso de abuso sexual clerical en Chile.
Luego, el papa trotamundos a quien las multitudes amaban, tuvo que navegar una realidad sin precedentes, al liderar una religión universal durante la pandemia de coronavirus. Su respuesta fue implorar al mundo que usara el COVID-19 como una oportunidad para repensar el marco económico y político global que, dijo, había puesto a los ricos en contra de los pobres.
Aunque generalmente gozó de buena salud, a partir de 2022, debido a problemas en las rodillas, tuvo que usar bastón o silla de ruedas con frecuencia y atravesó por varios ataques de bronquitis. Parte de su colon fue removido en 2021 y necesitó otra cirugía en 2023 para reparar una hernia abdominal y retirar tejido intestinal cicatrizado.
El mandato de reformar
Francisco fue elegido con el mandato de reformar la burocracia del Vaticano y sus finanzas, pero fue más allá de eso y sacudió a la Iglesia misma sin cambiar su doctrina central.
“¿Quién soy yo para juzgar?”, respondió cuando se le preguntó acerca de un sacerdote presuntamente gay.
El comentario envió un mensaje de acogida a la comunidad LGBTQ+ y a quienes se sentían rechazados por una Iglesia que había enfatizado ciertas condiciones y reglas del comportamiento sexual por encima del amor incondicional bajo los dos papados previos.
Con el mismo tono misericordioso, Francisco cambió la posición de la Iglesia sobre la pena de muerte, declarándola inadmisible en cualquier circunstancia. También modificó la posición de la Iglesia al declarar que la mera posesión de armas nucleares —y no sólo su uso— era “inmoral”.
En otros hitos, aprobó un controversial acuerdo con China sobre los nombramientos de obispos, se convirtió en el primer papa en reunirse con un patriarca ruso y trazó nuevas relaciones con el mundo musulmán al convertirse en el primer papa en visitar la península arábiga e Irak.
Su cambio más revolucionario enfatizó que la iglesia Católica debería ser un refugio para aquellos al margen de la sociedad. Migrantes, pobres, prisioneros y marginados fueron invitados a su mesa, incluso más que presidentes o empresarios poderosos.
“Siempre nos han marginado pero el papa Francisco siempre nos ayudó”, dijo Coqui Vargas, una mujer transgénero cuya comunidad forjó una relación única con Francisco.
Usando el modelo de San Francisco de Asís
Francisco vivió en el hotel del Vaticano en lugar del Palacio Apostólico, usó sus viejos zapatos ortopédicos en lugar de los mocasines rojos del papado y fue un ejemplo para las clases clericales al usar autos compactos en lugar de sedanes de lujo.
Como si convertirse en el primer papa jesuita y latinoamericano de la historia no hubiera sido suficiente, también fue el primer papa en nombrarse a sí mismo en honor a San Francisco de Asís, el fraile del siglo XIII conocido por su sencillez, su mensaje de paz y su preocupación por los marginados y la naturaleza.
Su primer viaje como papa fue a la isla de Lampedusa, epicentro de la crisis migratoria de Europa por aquel entonces. Consistentemente, eligió visitar países pobres donde los cristianos a menudo eran minorías perseguidas en lugar de centros del catolicismo global.
Pasos en falso en el escándalo de abuso sexual clerical
Pasó más de un año antes de que Francisco se reuniera con sobrevivientes de abusos sexuales cometidos por sacerdotes. Grupos de víctimas inicialmente cuestionaron si realmente entendió el alcance del problema.
La mayor crisis de su papado llegó en 2018, cuando desacreditó a las víctimas chilenas de abuso sexual clerical y apoyó a un controvertido obispo vinculado al pedófilo más notorio de Chile. Al darse cuenta de su error, Francisco invitó a las víctimas al Vaticano para un mea culpa personal y convocó a los líderes de la Iglesia chilena para que renunciaran en masa.
Luego estalló una nueva crisis en Estados Unidos en torno al excardenal Theodore McCarrick, el arzobispo retirado de Washington y consejero de tres papas.
Francisco se había movido ágilmente para dejar de lado a McCarrick después de que la Iglesia recibiera una acusación de que había abusado de un monaguillo adolescente en la década de 1970, pero el pontífice fue acusado por el exembajador del Vaticano en Estados Unidos de haber rehabilitado a McCarrick al principio de su papado.
Eventualmente, expulsó del sacerdocio a McCarrick después de que una investigación del Vaticano determinara que abusó sexualmente de adultos además de menores.
Dos papas en el Vaticano
Francisco fue electo tras la decisión del papa Benedicto XVI de renunciar y jubilarse —el primero en 600 años— y creó la realidad sin precedentes de tener dos papas viviendo en el Vaticano hasta la muerte de Benedicto el 31 de diciembre de 2022.
Francisco no rehuyó la sombra potencialmente incómoda de su predecesor, sino que lo acogió como un sabio anciano estadista a quien recurrió en busca de consejo.
No siguió la agenda antiaborto de Benedicto ni de San Juan Pablo II, aunque se refirió al procedimiento en términos crudos, diciendo que era el equivalente a “contratar a un sicario para resolver un problema”.
En una de sus medidas más controvertidas, revirtió el legado litúrgico característico de Benedicto al volver a imponer restricciones a la celebración de la antigua misa en latín. Dijo que actuó para sanar las divisiones, aunque los conservadores y tradicionalistas criticaron la medida como un ataque contra ellos y la antigua liturgia.
Lentamente, Francisco llevó el balance de poder de los líderes doctrinales a aquellos más pastorales, nombramientos que también se reflejaron en la elección de los cardenales que decidirán a su sucesor.
Años después de iniciado su papado, Francisco tomó audaces medidas anticorrupción para obligar a los burócratas del Vaticano a alinearse financieramente, limitando su compensación y capacidad para recibir obsequios y eliminando obstáculos para procesar penalmente a los cardenales. También autorizó una redada policial sin precedentes en las oficinas del Vaticano que condujo a un juicio penal por una fallida empresa inmobiliaria en Londres.
La justicia económica fue uno de sus temas más importantes y dijo que quería una “iglesia pobre que sea para los pobres”.
En su ecoencíclica “Alabado seas”, denunció el sistema económico global “estructuralmente perverso” que, dijo, explotaba a los pobres y corría el riesgo de convertir a la Tierra en “una inmensa pila de inmundicia”.
Un llamado religioso a los 17 años
Nacido el 17 de diciembre de 1936 en Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio fue el mayor de cinco hijos de inmigrantes italianos. Le atribuyó a su abuela Rosa haberle enseñado a orar.
Dijo que recibió su llamado religioso cuando tenía 17 años. Ingresó al seminario diocesano cuatro años después y en 1958 se transfirió al seminario jesuita.
El 13 de diciembre de 1969 fue ordenado sacerdote y en 1973 fue nombrado jefe de los jesuitas en Argentina, cuando tenía 36 años.
Su mandato de seis años como provincial jesuita coincidió con el comienzo de la dictadura de Argentina, que duró de 1976 a 1983, cuando los militares lanzaron una campaña brutal contra las guerrillas de izquierda y otros opositores al régimen.
Como muchos argentinos, Bergoglio no confrontó públicamente a la junta y fue acusado de permitir que dos sacerdotes de barrios marginales fueran secuestrados y torturados por no respaldar públicamente su trabajo.
Bergoglio se negó durante décadas a contrarrestar esa versión de los hechos. No fue sino hasta 2010 que, para una biografía autorizada, contó los esfuerzos que hizo tras bambalinas para salvarlos, como persuadir al sacerdote de la familia del temido dictador Jorge Videla para que se reportara enfermo y él pudiera dar misa en su lugar. Ambos sacerdotes finalmente fueron liberados.
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La escritora de Associated Press Colleen Barry contribuyó desde Milán. La cobertura religiosa de Associated Press recibe apoyo a través de la colaboración de AP con The Conversation US, con financiamiento de Lilly Endowment Inc. AP es la única responsable de este contenido.